domingo, 22 de febrero de 2009

La nostálgica Yungay

No hay nada más atroz que la ira de la naturaleza, la desolación que deja a su paso nos restriega en la cara que ante su furia poco o nada el hombre puede hacer. Estas reflexiones me invadieron al visitar el Campo Santo de Yungay en Ancash, zona del ande peruano.
En ese lugar yace sepultado todo un pueblo. La tarde del 31 de mayo de 1970 un sismo de 45 segundos y de más de 7 grados provocó el desprendimiento de un bloque de nieve y hielo del pico oriental del nevado Huascarán produciéndose un alud que terminó con la vida de más de 20 mil personas. Solo quienes corrieron hacia el cementerio de la ciudad (antiguo vestigio Inca), los asistentes al estadio local y los niños que fueron a disfrutar del espectáculo del circo Verolina sobrevivieron a la peor catástrofe que ha azotado al Perú.
Hoy, ese lugar que carga sobre sus espaldas el drama de tantas familias, es un Santuario visitado por turistas que sienten esa mezcla de paz con profunda tristeza al ir observando el registro de lo ocurrido hace más de 30 años.
El hermoso cielo que ilumina este inmenso campo de altas palmeras y cautivantes flores y que es observado en lo alto por un Cristo gigante, ubicado en el refaccionado cementerio de la ciudad, convierte a este panorama en un paisaje difícil de olvidar por su sobrecogedora belleza.
Yungay albergará por siempre en su corazón esa pena, pero el pueblo lucha y se ha recuperado y ofrece al turista lugares hermosos para visitar como las Lagunas de Llanganuco y no solo eso sino que los invita a compartir sus costumbres y deleitarse con su cocina.
Si quieres saber más de Yungay visita: http://www.yungayperu.com.pe/




Observa el tamaño de la roca que cayó sobre Yungay.







Así quedó el ómnibus tras el alud.

sábado, 14 de febrero de 2009

Con ustedes su majestad: el Cajón peruano

Siempre quise aprender a tocar un instrumento. Lo intenté con la guitarra sin mayor éxito, pues la impaciencia me ganó la partida. Ya cuando había tirado la toalla, el cajón se me cruzó en el camino.
Una tarde una amiga vino entusiasmada a comentarme lo que vio en un anuncio de un periódico. ¿Por qué no aprendemos a tocar cajón? me dijo, y a partir de esa singular sugerencia se la pasó hablándome de las bondades de un instrumento musical del que en verdad yo no sabía casi nada. “Nos relajará, sirve como terapia contra el estrés, no debe ser tan difícil aprender a tocarlo”, me comentaba mientras intentaba convencerse de que era una buena elección tomar el curso.
No sé si, finalmente, fueron sus argumentos o el querer ocupar mi tiempo los sábados por la tarde que sin darme cuenta ya estaba inscribiéndome en un taller dirigido por una de las mejores percusionistas peruanas: María del Carmen Dongo.
Recuerdo como ayer mi primera clase: María del Carmen dijo que todos podíamos tocar el cajón, que los golpes del cajón eran como los latidos del corazón, que el ritmo lo llevábamos desde vientre materno. Y cuanta razón tenía.
Negros, cholos, chinos y blancos de toda edad y condición social aprendimos a tocar el cajón y lo hacemos con el mayor gusto. Nos imbuimos de su ritmo contagiante, cada golpe nos hace perder la noción del tiempo y olvidar el ligero dolor en nuestros dedos. No hay quien se resista a mover alguna parte de su cuerpo mientras escucha una buena cajoneada. Y es que el ritmo cadencioso atrapa al auditorio.
El cajón, declarado en el Perú patrimonio cultural de la Nación, es un instrumento de la costa peruana. Es por excelencia la base de un buen festejo (ritmo negro peruano). Junto a una guitarra, acompaña también a nuestro peruanísimo vals.

Cuentan los historiadores que este instrumento servía de acompañamiento para las canciones que los esclavos negros entonaban. No tenía la forma ni la estructura que hoy apreciamos, era probable que fueran cajas de frutas o en desuso que estos esclavos eran obligados a cargar y que luego de largas jornadas de trabajo, ya en sus horas de descanso, les servía para arrancarles sonidos y acompañar sus cánticos.


Si no has escuchado los golpes de un cajón peruano anímate a hacerlo: http://www.myspace.com/manomaderaperu


Si ya lo escuchaste y te gustó, anímate a tocarlo solo necesitas las ganas de aprender y verás como te dejas llevar por el ritmo contagiante de "su majestad el Cajón" como diría nuestro Decimista Nicomedes Santa Cruz.



En el II Festival Internacional de Cajón peruano